viernes, 22 de mayo de 2020

Islandia en bici 4ª parte: las Highlands o centro de Islandia y F35

Madre mía, casi 3 años sin escribir ni actualizar el blog! No tenemos perdón... Pero es que trabajando no tenemos tiempo, y en vacaciones siempre liados. En fin, a ver si nos ponemos un poco las pilas y actualizamos el blog con todos los últimos viajes.

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Para cruzar las Highlands de Islandia hay una serie de carreteras, las "F". F les viene de la palabra islandesa Fjall, que significa montaña. Se trata de pistas sin asfaltar, que sólo son transitables entre finales de junio y primeros de septiembre, aunque depende un poco de cuándo se retira la nieve y cuándo es la primera nevada. Sólo se puede circular por ellas en vehículos todoterreno...¡o en bici!

La más famosa y transitada es la F35, que cruza desde 120 km al oeste de Akureyri hasta la zona de Gullfoss, en el triángulo dorado. Son más o menos 168 km cruzando el altiplano de Kjölur. No está asfaltado, es todo tierra, arena, piedras y baches, con lo que a veces es difícil avanzar. Nuestra idea era cruzarla en 5 días, aprovechando para hacer un pequeño trekking de 2 días en el centro. Pero como teníamos días de sobra, al final estuvimos 7 días (tuvimos que hacer malabares para estirar la comida que llevábamos!)


¿Qué decir de la F35? Es difícil describir con palabras las sensaciones de cruzar esta carretera en bici. El paisaje es casi lunar, inhabitado, salvaje, una inmensidad en la cual no somos más que unas hormiguitas. Lo mejor será que las fotos hablen por ellas mismas.


Lo de la foto es un refugio que está al poco de entrar en las Highlands. Está abandonado, lleno de pintadas, pero está abierto, así que en caso de emergencia se puede usar para resguardarse o pasar la noche. Como veis, el paisaje circundante es apocalíptico: nada alrededor, ni un solo árbol, y al fondo montañas nevadas.


Los baches no se andan con chorradas!


Hveravellir


Hveravellir es una zona geotermal que se encuentra a unos 78 km del comienzo de la F35 por el norte (o a 90 km desde Gullfoss por el sur). Es como un oasis en medio del desierto. Hasta llegar aquí no hay nada, absolutamente nada, sólo un camino de tierra y piedras y algún que otro 4x4 pasando. Y de repente, aparece una piscina de agua caliente, con una cabañita de madera al lado. No es muy grande, así que hay que tener suerte para poder bañarse tranquilo.


En la foto no se ve, pero hacia la parte izquierda las vistas son hacia las montañas nevadas.

En esta zona hay una cafetería, que también ofrece la opción de alojamiento y un parking. Y el encanto no es sólo la piscina (aunque es lo que más mola!), en los alrededores te puedes dar un paseo y ver la zona geotermal, con fuentes termales, pozos de agua hirviendo...

Nosotros estuvimos por la mañana, así que después del baño seguimos nuestro camino, ya que queríamos llegar a Kerlingarfjöll.




Kerlingarfjöll


Kerlingarfjöll es un área del centro de Islandia, llamada así por una montaña del mismo nombre. Hay un albergue y una zona de acampada, con un edificio grande en el que hay una cocina y una zona para estar. Nosotros llegamos a última hora, después de coger una carretera que se sale de la F35; son 10 kilómetros hasta allí, pero se hacen largos! Es cuesta arriba todo el tiempo, por una pista de arena y piedras, rodeados de nada. Viene a ser un poco donde cristo perdió la chancleta, pero de repente aparece ante tus ojos este "resort" (por decirlo de alguna manera) y te vienes arriba. 

Por cierto, como hemos dicho antes, nuestra idea era estar 5 días por la F35 y al final fueron 7. Pues bien, libramos con la comida gracias al camping! Ya os dijimos en la primera entrada que en los campings de Islandia la gente deja las cosas que ya no necesita, y eso para nosotros fue un regalo. Encontramos un paquete de pasta, tomate y un paquete entero de avena!



Es una zona montañosa y hay opción de hacer un trekking de 3 días; de hecho, esa era nuestra intención. Pero, como se ve en las fotos, había nieve, y en la montaña había aún más. Ese año fue un año raro, en el que hice más frío de lo normal en verano y además la nieve tardó más en irse. El trekking estaba cerrado, porque había alguno zona con demasiada nieve y era peligroso.

Ya que estábamos allí, nos quedamos un par de noches, y aprovechamos a visitar la zona de Hveradalir. Es una zona geotermal impresionante, donde se entremezclan la nieve y el humo que sale de las chimeneas o los charcos de agua hirviendo. El contraste e intensidad de los colores también llama mucho la atención...¡y el olor a azufre!



Ah, por cierto! Si pasáis por aquí, no dejéis de visitar la piscina natural de agua caliente que está a unos 20 minutos del camping!


Después de nuestra aventura por Kerlingarfjöll, seguimos avanzando por la F35. Como nos habíamos quedado con ganas de hacer algún trekking más, en la guía vimos que había opción de hacer uno de 3 días y 2 noches. Sin pensarlo, hacia allí que nos fuimos. ¿Cuál era el problema? Que sólo nos quedaban 2 días y una noche! 

Después de unos 40 kilómetros por un camino horrible, llegamos al albergue que veis en la siguiente foto. Se puede dormir dentro (no es barato), pero también se puede acampar fuera por muy poco dinero. Evidentemente, elegimos la segunda opción. El lugar es precioso, frente a un lago y un glaciar.


Llegamos sobre la una del mediodía, pedimos permiso para dejar las bicis, alforjas y demás ahí para poder hacer el trekking, comimos algo, preparamos las mochilas y allí que nos fuimos. El trekking es lineal, 3 días y 2 noches saliendo desde el albergue y se llega a Hveravellir, donde la piscina termal. Luego allí hay un autobús que te deja en la carretera, a 4 kilómetros del albergue, pero sale a las 12 de la mañana.

Salimos a las 2 del mediodía y teníamos que coger el autobús al día siguiente a las 12!! Así que después de 40 kilómetros en bici por una carretera horrible, nos hicimos andando las dos primeras etapas del trekking de golpe; total, como anochece muy tarde... Llegamos al albergue de la primera etapa ya a las 8 de la tarde. No había nadie cuidándolo, pero había un cliente, que flipó al ver que seguíamos. Al poco de seguir, vimos un cartel que ponía "No seguir sin leer la nota que hay en el albergue". Como era lo más sensato...¡seguimos sin mirar! Claro, no teníamos tiempo de andar retrocediendo... El problema llegó al seguir, porque había que pasar unas pequeñas colinas, pero había hielo y estaba realmente difícil pasar. Ya no podíamos volver atrás, así que, con mucho cuidado, conseguimos salir. Llegamos al segundo albergue a la 1 de la madrugada!! En ese sí que había varias tiendas de campaña, y se oía a gente roncar dentro. Preparamos algo para cenar y a la cama rapidito, porque para las 6 queríamos salir. Nadie de ese albergue nos vio llegar ni salir, y sólo dormirmo 3 horas! (Sí, se nos va un poco la olla). Por la mañana para las 11 estábamos ya en el final del recorrido, así que pudimos disfrutar otra vez de un baño en la piscina termal antes de coger el autobús de vuelta :)

A esas alturas estábamos ya famélicos!!

Cuando volvimos, el tiempo se empezó a torcer muchísimo, y ahí estábamos dentro de nuestra tienda comiendo cuando vinieron los encargados del albergue. Nos dijeron que venía muy mal tiempo, que si queríamos dormir dentro del albergue sin pagar más (estamos hablando de una diferencia de precio enorme). Además estaban totalmente flipados de que hubiéramos salido el mediodía anterior y en 24 horas estuviéramos de vuelta. Les dijimos: "Es que somos vascos!" Y resulta que el hombre tenía antepasados vascos, de los balleneros que iban a esas aguas. 


Después de dejar el albergue, la siguiente etapa ya era la última en la F35. Nos daba pena, ya que eso significaba dejar la soledad y la tranquilidad que habíamos tenido en los últimos días.

La parte final empieza a ser una pista de grava, todo cuesta abajo. Y desemboca en el llamado "Círculo dorado", donde se encuentran los tres puntos más turísticos de Islandia: el área geotermal Geysir, la cascada de Gullfoss y el parque nacional Thingvellir.

Gullfoss


Lo primero que te encuentras al salir de la F35 es Gullfoss. La verdad que es un impacto muy grande, porque vienes de estar prácticamente solo, y de repente apareces en un parking lleno de coches, autobuses...y gente por todas partes. 


Aunque hay que reconocer que la visita merece la pena. La cascada se precipita en dos niveles, y tiene una potencia tremenda. De hecho, hubo varias especulaciones para crear una central hidroeléctrica. Hace un ruido impresionante y el vapor de agua que levanta hace que se formen arcoiris.

Geysir


Esta área geotermal se encuentra en el valle de Haukadalur, y en ella se encuentra el famoso géiser llamado Geysir, que es el que dio nombre a este fenómeno. Es el más grande de este área, pero en la actualidad no está activo, ya que los turistas echaban piedras y hasta detergente para que se pusiera en marcha; eso hizo que el agua se "contaminara" y ya no "funciona". Pero hay otro cerca que sí que sigue escupiendo agua con una periodicidad de 5 minutos. Es espectacular verlo, sobre todo porque la columna de agua puede llegar hasta los 20 metros.

¡Está a punto!


El padre de todos los géiseres
Después de darnos un baño de turistas entre Gullfoss y Geysir, dormimos en un camping de camino hacia Thingvellir. Aquí ya se notaba que estábamos en la zona turística, pues había bastante gente.

Thingvellir


Thingvellir es un parque nacional, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, lleno de historia para los islandeses. Aquí se fundó el parlamento más antiguo del mundo, el Alphingi, en el año 930. 

Esas casitas son el parlamento más antiguo del mundo

También es importante esta zona porque aquí se puede ver -y caminar!- dónde se separan las placas tectónicas de Europa y de América, de hecho esta es la parte visible de la dorsal Atlántica. Merece la pena dedicarle un rato a pasear por esta zona, y si no os hace tanto frío como a nosotros, mejor!



De aquí a Reykjavik hay sólo 45 kilómetros, por una carretera fácil de pedalear, aunque a medida que te acercas a la ciudad el tráfico va aumentando. En la capital hay un camping, bastante céntrico y que está muy bien de precio. Eso sí, está petado! Acostumbrados a los campings del norte y de la F35 donde estábamos prácticamente solos, se hace raro de repente estar rodeado de tanta gente.

En la capital estuvimos un día y medio, 3 noches, porque nos íbamos un mediodía. Como es pequeñita, da tiempo de sobra para visitarla; hasta estuvimos en el museo de historia vikinga! No hay demasiado que ver, lo mejor es aprovechar para ir a cualquiera de las piscinas municipales que hay en la ciudad. Se nota que no somos mucho de turismo de ciudades, ¿no?

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Hasta aquí nuestro viaje a Islandia, ha sido más trabajoso redactarlo que hacerlo! Sin duda alguna, es un viaje que os recomendamos, porque, a pesar de lo duro que pueda ser a veces, los paisajes son espectaculares. Esperemos que pronto podamos volver a viajar; no como antes, sino mejor: de una forma menos masificada, más respetuosa con el medio ambiente y con los lugares que visitamos. La bicicleta es la forma más ecológica de viajar, ya que no contamina y además impulsa la economía local. Nosotros esperamos poder volver a cogerla pronto!

No te pierdas el resto del viaje:

miércoles, 19 de julio de 2017

Islandia en bici, 3ª parte: por el norte hasta la F35

Tercera parte del viaje a Islandia por fin. Madre mía, está costando esto más que el propio viaje!! Jajajaja. Pero "des-pa-ci-to" ya vamos terminando ;)


Sandfellsskógur - el medio de la nada más absoluta (unos 86 km)


Por la mañana llegar a Egilsstadir fue coser y cantar. Es la ciudad más importante del noreste de Islandia, eso que sólo tiene poco más de 2000 habitantes, y muy estratégica si queremos seguir hacia el oeste en bici, ya que es la única población con servicios y tiendas en más de 200 km.  Es más, en los siguientes 200 km no vais a ver ni un triste pueblo, la nada más absoluta hasta llegar al lago Mývatn. Así que aquí hay que aprovechar a comprar comida. Por lo demás, esta ciudad no tiene nada interesante para ver.

De aquí es seguir todo el tiempo la carretera principal, sin más, tampoco hay nada especialmente llamativo.


Aunque lo bueno que tiene Islandia es que en cualquier momento te encuentras una cascada espectacular, así, de repente. Tuvimos la suerte de verla bien y solos, porque justo cuando nos íbamos llegó un autobús lleno de japoneses ávidos de sacar fotos hasta a la última piedra.


Seguimos por la N1 y hasta hubo un momento en el que parecía que hacía hasta calorcito y todo. Llegamos justo hasta el comienzo de una cuesta larga, muy larga, en la que vimos el último rastro de humanidad: un edificio que hacía las veces de restaurante-taberna-albergue. La cuesta que había que subir tela! Unos 300 m de desnivel pero larga como ella sola. Al llegar arriba viento y frío y un páramo desértico que no presagiaba nada bueno.


Vimos una tienda de campaña de otro ciclista pirado, pero nosotros seguimos, haciendo frente al viento y con la idea de encontrar algo más resguardado. Pero lo que se ve en la foto es lo que había, o sea, nada. Además hacía ya mucho frío y la carretera ya no era de asfalto, sino de gravilla y llena de baches, así que acabamos acampando donde pudimos.


El medio de la nada más absoluta - Grímsstadir (64 km)


Sin duda, este fue el día más duro de todos, por lo menos para Iratxe. Amanecimos con frío y el viento era horroroso. Cómo no, de frente. El paisaje tampoco acompañaba: un páramo en el que no había nada. Nosotros lo bautizamos como el PP: puto páramo.

Y así todo el rato
Fue muy duro porque hacía mucho frío y no nos podíamos parar, ya que si parábamos no había dónde resguardarse y nos quedábamos helados. El viento soplaba muy fuerte en contra y eso nos hacía avanzar realmente despacio. Además a ratos se ponía a llover. Cuando, a lo lejos, parecía que la carretera giraba y que ya íbamos a salir de ahí y se acabaría el viento... ¡no! Siempre venía en contra y ese paisaje era interminable. Incluso en los tramos que eran cuesta abajo tenías que pedalear como si estuvieras subiendo un puerto de montaña porque sino no avanzabas. Y cuando parecía que las cosas no podían ir peor...¡zasca! Una cuesta para arriba.


Iratxe se pasó la mitad del día llorando sobre la bici y pensando que quién coño le mandaba meterse en esos "embolaos". Ni siquiera pudimos parar a comer algo porque era imposible con el frío y el viento.

Pero viajar en bici se parece mucho a la vida real. Cuando crees que ya no puedes estar más jodido, que lo ves todo muy negro, de repente pasa algo o aparece alguien y le da la vuelta. En esto que ya salimos a lo que parecía una carretera más normal, Iratxe seguía llorando porque por más que pedaleaba no avanzana apenas, se nos paró un coche al lado. Dos chicas islandesas preguntando a ver si les podíamos ayudar. Lo primero que se nos pasó por la cabeza fue a ver si nos estaban vacilando. Pero Aitor habló con ellas y resulta que estaban haciendo un juego que se llamaba algo así como "guardianes de basura" o algo parecido y a ver si les podíamos hacer el favor de hacernos una foto con ellas.....¡¡¡¡¡¡mientras nos regalaban una bolsa llena de chuches!!!!!! Además nos dijeron que sólo nos faltaban 5 km para llegar a donde queríamos, así que nos comimos unas cuantas gominolas y eso fue suficiente energía para llegar tan contentos.

Para que os hagáis una idea de lo duro que fue el día, decir que estuvimos encima de la bici 7 horas sin parar y sólo hicimos 64 km.

Por cierto, el sitio al que llegamos era una casa en plan hotel para turistas donde se supone que se podía acampar. Pero la vieja de la casa era imbécil y no le hizo gracia, nos quería vender una habitación como fuera (unos 70€!!) y además no querían dejarnos estar en la sala tomando café porque era para los clientes... En fin. Nos dejaron acampar al lado de una caseta prefabricada que hacía las veces de baño. Pero después del día de mierda que habíamos tenido, para nosotros fue como un palacio.

Grímsstadir - Mývatn (42 km)


Segundo día consecutivo que fue muy duro, en esta ocasión sobre todo para Aitor (nos vamos turnando, jejeje). Ya por la mañana hacía mucho frío y viento, para variar, pero Aitor no se quiso poner los guantes, con lo cual al cabo de un rato pedaleando ya no sentía las manos y se le metió el frío en el cuerpo. El viento tampoco ayudaba, porque otra vez pedaleábamos a tope y apenas avanzábamos.

Ya cerca del lago Mývatn hay una zona de geyseres y fumarolas llamada Hverir. Nos acercamos para verla y no se nos ocurrió otra cosa que meternos donde más vaho había porque estaba muy calentito. Tremenda cagada, porque nos calentamos, pero salimos de ahí totalmente empapados y con el viento y el frío fue peor. 


Menos mal que ya Mývatn estaba cerca y hay un camping grande frente al lago con agua caliente y un sitio cubierto para estar :)

Después de dos días muy duros, decidimos quedarnos al día siguiente por allí, de turisteo y relajeo, además íbamos bien de días. Por alrededor del lago Mývatn se pueden hacer muchos paseos y rutas cortas, se puede ver la zona donde se separan las placas tectónicas, subir al cráter de un volcán, ver un gran campo de lava...




Pero sin duda lo mejor son los baños naturales. No son lagunas naturales gratuitas, sino que es un lago natural que se ha acondicionado y es de pago. El más famoso de estos baños es la Blue Lagoon, cerca de la capital, pero es muy turística y cara. Esta cuesta unos 20€ y no tienes límite de tiempo. En verano está abierta hasta medianoche y en invierno hasta las 22h. Agua calentita, vistas al lago, servicio de bar,... ¡Un lujo!



Ruta de Ásbyrgi a Dettifoss (30 km andando)


Desde Mývatn se puede coger un autobús que te acerca a Ásbyrgi. De aquí parte un trekking de 2 días hasta llegar a Dettifoss, la cascada con mayor volumen de agua de Europa. También puede hacerse en el otro sentido, pero es mejor empezar desde Ásbyrgi porque hay un punto de información y porque así el final de la ruta es espectacular. Merece la pena gastar dos días aquí: una gran garganta, coladas de lava y formaciones geológicas, cascadas, pequeños bosques,...

El primer día son unos 12 km, hasta la zona de acampada. No se puede acampar en ningún otro sitio y además por la mañana, o te levantas muy pronto para irte sin pagar o enseguida vienen los guardas y te hacen pagar.





El segundo día son 18 km hasta llegar a Dettifoss. Allí hay opción de quedarse a dormir o de coger un autobús, pero hay que controlar bien la hora de llegada. Nosotros perdimos el autobús pero no queríamos quedarnos a dormir allí porque hacía frío, mucha humedad y en la zona de acampada no había nada. Así que decidimos hacer autostop con muy poco éxito. Pero el que la sigue la consigue y después de más de una hora, se paró una caravana. Creo que les dio pena la cara de frío de Iratxe. Era un grupo de eslovenos que llevaban un chófer. Nos recogieron y nos dijeron que querían hacer turismo antes de ir a Mývatn, a ver si no nos importaba ir con ellos. Paramos en la zona de Hverir, pero esta vez la vimos y la disfrutamos más que la vez anterior.





Dettifoss

Selfoss


Mývatn - Akureyri (100 km)


Dejamos atrás el lago Mývatn, bordeándolo y disfrutando de su paisaje singular. Todo el rato siguiendo la Ring Road, a unos 45 km se llega a la impresionante cascada de Godafoss. Ya desde la carretera se ve a varios kilómetros antes de llegar. Esta es una de las cascadas más turísticas y concurridas de Islandia. El nombre significa "cascada de los dioses" y viene de cuando en el año 1000 el parlamento decidió que el país sería cristiano, por lo que cogieron las imágenes de los dioses paganos y las tiraron a la cascada.



Hay una cafetería y alguna tienda al lado, con vistas a la cascada, que viene muy bien para entrar en calor porque, para variar, hacía un rasca de narices. Después de entrar en calor y de hacer las tropecientas fotos de rigor, seguimos nuestro camino con ganas de llegar a Akureyri, la capital del norte.

Para llegar primero hay que subir un puerto bastante largo del que luego se baja casi en picado por el acantilado del fiordo en el que está situada la ciudad. 




El día siguiente lo pasamos en Akureyri de turisteo y aprovechando para prepararnos para cruzar las Highlands. Había que calcular los días que nos iba a costar y hacer compras, con algo de comida extra para imprevistos, ya que en el centro de Islandia no hay opción de conseguir comida.

Akureyri no es muy grande a pesar de ser la segunda ciudad más importante de Islandia, tiene menos de 18.000 habitantes. Es una ciudad con mucha actividad y servicios, asentada en la cabeza del mayor fiordo del país. Hay un camping municipal, sin cocina, y luego otro más grande a las afueras de la ciudad. 



Si vais a Islandia tenéis que probar sí o sí los "pylsur", los típicos perritos calientes islandeses. Acompañados de una salsa deliciosa y de cebolla crujiente, son baratos y una auténtica tradición allí. En Akureyri también podéis aprovechar a comer bien y mucho para recuperar esos kilos perdidos por el camino y coger fuerzas. Hay muchos locales donde tienen buffet de ensalada y sopa bastante barato. Pagas una cantidad y puedes comer cuanto quieras. ¡¡Nosotros salimos de allí empachados!!

Y aunque no tenemos foto, merece mucho la pena pasarse por las piscinas municipales. Las hay en muchos pueblos y la entrada es muy barata. En Akureyri en concreto costaban unos 4€ por persona. Son como las típicas piscinas que hay aquí para verano, al aire libre y con toboganes y demás...¡pero el agua está caliente! Hay piscina olímpica para nadar, piscinas pequeñas, jacuzzis, saunas y baños turcos. Además, cada piscina está a una temperatura: 30ºC, 32ºC, 36ºC,... Está guay, porque además abren hasta las 10 de la noche y por mucho frío que haga en la calle, tú estás en el agua a remojo cual garbanzo.

Aprovechando a secar todo

Akureyri - Húnaver (unos 100 km)


Después de recoger todo y meter toda la comida como buenamente pudimos, salimos de Akureyri para seguir hacia el oeste. Durante 70 km no hay prácticamente nada, ni pueblos ni nada especial para ver. Después se pasa por Varmahlíd, que a pesar de ser un pequeño pueblo es un centro de servicios junto a la carretera principal. Hay bastantes opciones de alojamiento y zonas de acampada, pero nosotros seguimos un poco más, hasta el último "pueblo" (por llamarlo de alguna manera porque había 3 casas) antes de coger el desvío a la carretera F35. 

En Húnaver hay una pequeña zona de acampada que pertenece al jardín de una casa. Es muy barato y tienen un par de duchas en una caseta de madera pero con agua caliente y un almacén agrícola en el que hay una cocina y se puede estar.

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Por fin ya queda sólo una entrada para terminar nuestro viaje a Islandia, yujuuuuuuu!!!!! Madre mía, está costando más que si hubiéramos ido y vuelto andando. Pero bueno, ya queda sólo contar cómo fue la experiencia de atravesar las Highlands por la F35, que fue lo mejor del viaje sin duda.

Pero será a la vuelta de las vacaciones, que ahora nos marchamos 2 meses con las bicis a recorrer parte de Camboya y todo Laos ^_^ Contaremos todo aquí en el blog y prometemos que nos costará menos que con Islandia! 

¡Hasta la próxima!

La 1ª parte del viaje la tenéis aquí.
La 2ª parte aquí.